En la cocina, la nuez moscada es especialmente valorada por su capacidad para enriquecer una amplia variedad de platos. Su sabor suave y ligeramente dulce combina perfectamente con postres como los pasteles, tartas de manzana y natillas, además de ser un ingrediente esencial en el pan de jengibre y en la salsa bechamel. También se utiliza en sopas y cremas, donde su toque aromático aporta una calidez única. En la cocina salada, la nuez moscada se emplea para realzar el sabor de platos a base de pasta, pescado y carnes, especialmente en aquellos que incorporan cremas y salsas ricas.

Curiosamente, la nuez moscada también tiene un uso tradicional en bebidas como el eggnog (un cóctel a base de huevo y leche) o en ciertas versiones del café especiado. Su aplicación se extiende más allá de la cocina, pues en algunos lugares se utiliza para aromatizar aceites esenciales, velas y hasta cosméticos. La versatilidad de esta especia es lo que la convierte en un imprescindible en muchas cocinas del mundo.